Pregunta: Conozco la sensación de “amargo contra dulce”, ¿pero cómo sería la de “verdadero contra falso”?
Respuesta: En nuestro mundo, la verdad no tiene sabor alguno; sólo sentimos lo amargo o lo dulce. No es el corazón, sino la mente la que sostiene lo que es verdad o lo que es mentira.
Mentir es algo que provoca disgusto, pero en realidad no comprendemos ni la verdad ni la falsedad porque no contamos con los instrumentos para discernirlas. Nos sentimos mejor cuando decimos la verdad; sin embargo, no es realmente por la verdad en sí, sino sencillamente por la dulce sensación que provoca decirla. Nuestro discernimiento, “verdad versus mentira” se convierte en una aseveración de “dulce contra amargo”, debido a nuestro ego.
Esto significa que empleamos sólo un criterio de “dulce contra amargo”, pues hasta nuestra mente funciona para acomodarse a nuestro “estómago”. En otras palabras, la mente de una persona se encuentra subordinada a su egoísmo. Sin embargo, la falsedad y la verdad de las cuales habla la Cabalá, sólo pueden conocerse a través del atributo deotorgamiento, que aún no tenemos. Sólo a través de esta propiedad podemos darnos cuenta que el otorgamiento es la verdad. No está conectada con lo que esté sucediendo dentro de nuestro deseo de recibir placer, esto es, si se encuentra satisfecho o no.
Por consiguiente, con el fin de ascender por encima del cuerpo animado y liberarse de él, necesitamos la Fuerza Superior, la Luz que Reforma. Estas fuerzas no existen en nuestro mundo, el cual funciona únicamente a través del deseo egoísta. Si queremos discernir entre el bien y el mal, debemos elevarnos al grado de Adam ha Rishon (el primer hombre) que tuvo la posibilidad de ver el bien y el mal cuando la serpiente le abrió los ojos. Por un lado, fue un “veneno”, pero por el otro, podemos usarlo como una medicina.
¿Por qué Adam ha Rishon, el primer grado spiritual que se reveló al alma, se dividió de inmediato? Había un deseo. ¿Por qué se partió en dos, en hombre y mujer, Adam y Java, y por qué posteriormente se rompió en muchas más personas hasta sumar miles de millones?
Es porque la corrección es imposible sin el rompimiento de Adam en tantas almas. Cada alma, tiene una pequeña meta precisa y particular; debe llevar a cabo una misión, como las células de un organismo que tienen funciones definidas y específicas. Por ejemplo, las computadoras (ordenadores), operan a través de un sistema binario, que incluye sólo “0” y “1”. Esto no parece tan complicado, pero observen el resultado extraordinario que produce un sencillo sistema.
Es por esto que las almas fueron divididas; de otra forma, no nos sería posible realizar nuestra corrección. Inclusive ahora, a pesar del hecho que estamos fraccionados en pequeñas partículas, que cada persona lleva sólo la carga de una misión especial y particular, vean cuán confundidos nos encontramos, y somos incapaces de descifrar lo que cada uno de nosotros tiene que hacer.
(De la cuarta parte de la lección diaria de Cabalá del 18 de julio 2010, sobre la Introducción al Libro, Panim, Meirot uMasbirot.)